El 26 de julio se celebra el día de los abuelos –en honor a San Joaquín y Santa Ana-. Muchos recuerdos a su lado se relacionan con el sabor, con platos que se disfrutan con ellos o que se elaboraban juntos: las migas de los domingos, el conejo escabechado, las croquetas, potajes o los múltiples dulces que a veces acompañaban festividades.
A continuación se presentan tres recetas de postres que pueden encontrarse en la mayoría de los recetarios de las abuelas y que se conservan en los hogares. Los ingredientes son similares, sin embargo, el resultado es diferente. Esto también da ejemplo de cómo el ingenio era un ingrediente más de la cocina de antaño, cuando a veces la economía no era la más sana.

Leche frita
En algunos hogares es tradición comerlo en fechas navideñas, no obstante, la leche frita no entiende de épocas y cualquiera es buena para deleitarse con este dulce.
Ingredientes
Un litro de leche
Una ramita de canela
Peladura de una naranja
Dos cucharadas de maicena
Cuatro cucharadas de harina
120 gramos de azúcar
Una pizca de sal
120 gramos de azúcar
Piel de un limón
Piel de una naranja
Una cucharadita de vainilla
Tres huevos frescos
Harina para el rebozado
Dos cucharadas de azúcar (para el rebozado)
Una cucharadita de canela en polvo (también para el rebozado)
Aceite de girasol
Elaboración
Se extraen las peladuras de los cítricos.
Del litro de leche, se separa un vaso que se reserva. En cambio, el resto se pone al fuego con las pieles del limón y de la naranja, la canela y el azúcar. Cuando empieza a hervir, se baja el fuego y se mantiene durante 10 minutos para que los sabores se fusionen.
Una vez transcurrido ese tiempo, se une la maicena y el vaso de leche reservado con anterioridad. Se disuelve todo y se añade la vainilla.
El siguiente paso es colar la leche en otro recipiente y agregar la leche con maicena. Se lleva de nuevo al fuego sin dejar de mover hasta que espese. Una vez conseguida la textura deseada, que debe ser cremosa, se retira del fuego.
Esa masa se vierte en una superficie plana –las bandejas de plástico son idóneas- y se cubre con un film para evitar que se seque la parte superior.
Se deja enfriar por completo, primero a temperatura ambiente y más tarde en la nevera, donde tiene que aguantar una noche entera.
Se corta en porciones, normalmente cuadradas.
A continuación se reboza la leche frita con harina y huevo, para pasarlo a freír a la sartén. Para ello, se debe calentar el aceite y, uno a uno, se fríe.
El último paso es rebozar las porciones en azúcar.

Cañicas
Este es otro de los dulces que más se repiten en el recetario de las abuelas. En la actualidad se toma como molde menaje especializado, pero antaño se solían usar la parte más fina de las cañas, de ahí su nombre.
Las cañicas en sí sigue una fórmula similar, sin embargo, en cuanto al relleno puede ser de multitud de posibilidades. En Aragón suele repetirse de crema pastelera o de flan.
Ingredientes
300 gramos de harina
100 gramos de aceite de girasol
125 gramos de agua tibia
1 pizca de sal
Ralladura de medio limón
1 cucharadita de vino fino
Azúcar
Canela molida
Aceite de girasol
Elaboración
Se dispone la harina en forma de volcán y en el cráter se agrega el aceite, el agua tibia, la ralladura de limón, la sal y el vino. Primero con la ayuda de una cuchara y después con la mano, se comienza a formar una bola.
La masa resultante se cubre con un paño y se deja reposar una hora en la nevera.
Una vez ha pasado ese tiempo, se estira en una superficie enharinada para que no se pegue y se cortan tiras que posteriormente se enroscan en las cañas. Un truco es no cubrir los extremos para que sea más sencillo desmoldarlos.
Se fríen en el aceite a la vez que se les da vueltas para que el cocinado sea uniforme.
Una vez fríos, se pueden rellenar con la ayuda de una manga, ya sea con crema pastelera o con flan.
El último paso es rebozarlas en azúcar y canela.

Rosas
El nombre en muchas ocasiones se referencia como rosas de Semana Santa, pero este dulce también se elabora durante el resto del año. Cualquier festividad es buena para compartir este tradicional postre y las fiestas de los pueblos que se viven estos días son un claro ejemplo.
Para elaborar esta receta es necesario un molde especial, que todavía hoy se encuentra en las ferreterías, y un recipiente hondo para sumergirlo por completo.
250 mililitros de agua
Una estrella de anís
Peladura de una naranja
125 gramos de harina
Tres huevos
Elaboración
Se mezclan los huevos y la harina.
En un cazo se escalda el agua con anís y la peladura de naranja.
Se unen ambas mezclas, se tritura el resultante y se reserva en el frigorífico.
A continuación se debe disponer de una sartén honda, en la que calentar el aceite. Allí se introduce el molde hasta que también esté bien caliente.
El procedimiento es introducir el molde en el aceite, dejando unos milímetros para que sea posible desmoldarlas. Estará listo cuando la flor se suelte. Una vez dorada, se puede retirar en papel de cocina.