El programa presentado por Cristina Tárrega en Tele5 es un tostón. Es un formato conocido como talk show o emotainment en el que los invitados anónimos se confiesan sin límites; llegan largan todo lo que les parece y vuelven al anonimato en su gran mayoría. Pero Tárrega, ni acierta con los invitados, ni acierta con los temas a tratar, ni acierta con las preguntas, ni acierta con nada de nada. Cristina Tárrega es una presentadora mediocre que intenta hacerse un hueco que perdió hace ya muchos años y que nunca volverá a recuperar. Cristina Tárrega no le gusta a la cámara ni a la audiencia.
Ayer, La vida sin filtros consiguió el mejor dato de audiencia desde que llegó a la parrilla de Tele5: 10.6 por ciento de cuota y 800.000 espectadores. Ya terminó La voz kids que sepultaba cada sábado a sus competidores y la lucha fue mucho menor. No obstante, La vida sin filtros no pudo con alguna película programada por otras cadenas. En definitiva, el programa presentado por Tárrega no despega y sigue anclado a lo mediocre desde el primer minuto de emisión.
Esta claro que Antena 3 se ha puesto en cabeza y será difícil que alguna cadena le quite protagonismo salvo en casos excepcionales. Se acabo la mugre en Tele5 y no han sabido rellenar espacios con una programación de calidad. Más de lo mismo disfrazado de amable y cristalino.
Lo que ha quedado claro es que presumir de porcentajes de audiencias del 12 o 13 por ciento es mala estrategia. Si una cadena quiere ocupar un lugar de privilegio con solvencia debe buscar programaciones interesantes y no divertimentos repugnantes. Por cierto, un índice de audiencia poderoso es el 50 por ciento que se alcanza con el fútbol. Lo demás es palabrería con la que se quiere vender publicidad.
El programa de Cristina Tárrega es ya un fracaso y no remontará el vuelo porque los mimbres que se han utilizado para diseñarlo son pésimos. Pero malos de verdad.